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Bajo la Mirada de la Bestia
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CAPÍTULO 1
Sus ojos se abrieron abruptamente, su corazón latía frenéticamente en su pecho. El peso familiar de la angustia oprimió sobre ella mientras jadeaba en busca de aire, las persistentes imágenes de su pesadilla aún se aferraban a los bordes de su conciencia.
Estaba paralizado en la oscuridad, su mirada se movía rápidamente por la habitación mientras intentaba escuchar algún sonido. En su mente, los susurros de las criaturas sombrías de su sueño seguían resonando, sus voces extrañas se fusionaban con el silencio de la noche.
Rikáli temblaba y se aferraba a las mantas mientras una gota de sudor recorría su frente. La habitación se sentía opresiva, el aire mismo estaba cargado con los restos de su sueño. Mientras yacía alli c on los latidos de su corazón resonando en sus oídos, murmuró para mí misma,
¿Qué estás tratando de decirme?
¿Estoy realmente compuesta de miedo e inseguridad?
¿O puedo ser más, alguien que pueda enfrentar y superar sus temores?"
Mirando fijamente las sombras que se movían en las paredes de mi habitación, me desafié a mí misma, "No puedes huir de ti misma, Rikáli.
Tienes que enfrentar a tus demonios, tienes que atravesar este laberinto. No importa cuán aterradoras sean las versiones de ti que encuentres en el camino."
El bosque se extendía ante ella como una entrada al mismo infierno. Las sombras de los árboles parecían cobrar vida propia, dando forma a criaturas invisibles que acechaban en la oscuridad, susurrando amenazas con voces siniestras.
Rikáli sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, y un instinto primordial le gritó que corriera. Pero al intentar moverse, se dio cuenta de que sus piernas no respondían.
Su cuerpo se había quedado paralizado por el miedo, y cada respiración se convertía en un esfuerzo casi imposible.
La oscuridad se cerraba a su alrededor como una jaula, y en medio de esa prisión de tinieblas, Rikáli tuvo la certeza de que nunca volvería a salir del bosque con vida.
Rikáli miró hacia la ventana, la luz de la luna proyectaba sombras extrañas que parecían balancearse y cambiar, como si tratara de alcanzarla. Su pulso se aceleró, y apretó los puños alrededor de las mantas.
La línea entre el sueño y la realidad parecía borrosa, y Rikáli sabía que había llegado el momento de enfrentarse a la oscuridad que la atormentaba.
La casa estaba sumida en la oscuridad, y el silencio era ensordecedor. Rikáli caminó despacio hacia la cocina, con las manos temblorosas y el corazón latiendo fuerte.
Cada paso resonaba en el silencio como un martilleo, haciendo eco en la casa antigua y vacía. Una luz débil se filtraba a través de las ventanas, proyectando sombras largas y retorcidas en las paredes.
Rikáli se detuvo en seco. Algo no estaba bien. La atmósfera era pesada, casi palpable, como si una presencia invisible la observara desde las sombras.
Trató de calmar su respiración entrecortada, pero un ruido súbito la hizo saltar. Un arañazo lejano, como si algo rascara la madera en el techo. Rikáli quedó paralizado, su cuerpo completamente tenso.
El miedo recorrió su espalda como una descarga eléctrica, y una sensación de temor indescriptible la embargó. El silencio volvió a envolver la casa, mientras Rikáli permanecía inmóvil, escuchando atentamente.
Cada segundo parecía una eternidad. Finalmente, reuniendo su coraje, Rikáli continuó su camino hacia la cocina, cada paso un esfuerzo para no dejar que el miedo la paralizara.
Rikáli temblaba mientras entraba a la cocina y abría la llave del agua. Un sorbo de agua fría alivió su garganta seca, pero el miedo la hizo sentir como si la casa se estuviera cerrando sobre ella.
Apoyada en el fregadero, la presión de los secretos ocultos en las paredes parecía aplastarla.
Sabía que debía encarar lo que la acechaba en las sombras, pero por ahora, con el corazón aún latiendo con fuerza, se limitó a abrazar el vaso con ambas manos, buscando una fuente de confort en la fría y silenciosa oscuridad.
La luz de la luna se filtraba a través de los cristales, dibujando sombras en el suelo de la cocina.
Rikáli avanzó hacia la ventana como un espectro, cada paso silencioso en la oscuridad de la noche.
La luna parecía llamarla, Rikáli se detuvo ante la ventana, suavemente tocó el cristal frío con la yema de los dedos. Y ella se encaminó hacia la oscuridad que se extendía más allá de la ventana. Invitándola a descubrir los secretos que la casa escondía en la penumbra.
La casa parecía contener su aliento, y el aire era denso, como si estuviera cargado de electricidad. Rikáli presionó con fuerza el collar de rubí de su madre, sintiendo cómo el frío de las gemas se presionaba contra su palma sudada.
Cada latido de su corazón resonaba en sus oídos. Su reflejo se miró a sí misma en la oscuridad, los ojos anchos y llenos de temor, pero también de determinación. Más allá de la ventana, el paisaje estaba envuelto en sombras y misterio.
La luz de la luna bañaba las colinas, el viento soplaba entre los árboles, haciendo que las ramas rascaran la ventana como si quisieran entrar. Rikáli sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, y presionó más fuerte el collar, como si el simple hecho de tocarlo pudiera darle la fuerza que necesitaba para enfrentar lo que estaría allí afuera.
Rikáli buscó en la oscuridad para encontrar la causa de la extraña sensación de ser observada.
Rikáli sintió un estremecimiento, pero no apartó la mirada.
Con la mano apretando el collar de rubí y con la otra sujetando fuertemente la linterna, Rikáli tomó una respiración profunda, dispuesta a enfrentar lo que estaría esperándola en la oscuridad.
Algo en la forma en que las sombras parecían moverse y cambiar de forma le hizo sospechar que no estaba sola en la oscuridad.
Una pequeña nube cubrió momentáneamente la luna, sumiendo el paisaje en una oscuridad aún más profunda. La luz desapareció como si alguien hubiera apagado intencionalmente, y Rikáli sintió cómo el frío de la noche se adentraba en sus huesos, haciendo que se estremeciera.
Rikáli contuvo el aliento, esperando a que sus ojos se adaptaran a la oscuridad. Mientras tanto, una idea se abrió paso en su mente, como una gota de agua fría en su espalda.
La oscuridad se cernía sobre la casa, envolviéndola en una atmósfera tétrica y opresiva. El silencio era ensordecedor, solo roto por el sonido de las ramas impulsadas por el viento.
"¿Y si las historias de mi abuela que escuchaba de niña eran ciertas?"
Pensó Rikáli, mientras observaba los muebles antiguos y el polvo que recubría cada superficie.
"¿Y si no era solo mi imaginación?" .
De pronto, un sonido apenas audible resonó en la cocina, como si alguien hubiera movido una de las ollas que yacían en el fregadero. Rikáli sintió un escalofrío, pero al mismo tiempo, una punzada de curiosidad.
"¿Qué es lo que ha causado ese sonido?"
preguntó, mientras se apretaba el collar de su madre.
"¿Y si es alguna entidad que habita esta casa y que no quiere ser descubierta?"
pensó, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho.
Rikáli notó cómo el aire parecía cambiar, como si fuera más denso y frío envolviéndola en una atmósfera tétrica y opresiva.
Las sombras que proyectaban la luz de la linterna parecían moverse en las esquinas, como si algo estuviera escondido en ellas, esperando.
"No puedo permitir que el miedo me paralice"
pensó Rikáli, respirando profundo y tratando de calmarse
Un viejo recuerdo le asalto, Rikáli recordó las palabras de su abuela, que le había revelado que su pasado ancestral y linaje se desvelaría en la cabaña de vacaciones de la familia en Tepoztlán.
"Debes conectarte lo mejor que puedas a las misteriosas energías de los cerros que vieron nacer a Quetzalcóatl" , le había dicho su abuela, con una mirada llena de sabiduría y misterio.
"Debo descubrir qué es lo que habita en estos cerros y por qué me siento tan conectado a ellos".
Con un último vistazo a la oscuridad, se apartó de la ventana y emprendio el regreso a su habitación.
Mientras caminaba por la casa, Rikáli sintió cómo el miedo se transformaba en una rabia ardiente dentro de ella.
Sus manos se cerraron en puños tan apretados que sus uñas se clavaron en las palmas, y cada músculo de su cuerpo se tensó.
"No puedo permitir que el miedo y la ira tomen el control de mi vida" , pensó Rikáli, sintiendo cómo las imágenes de su pasado y las voces de sus enemigos se mezclaban en su mente.
"Son demasiadas décadas sufriendo sin encontrar respuestas" .
"Estos cerros esconden algo en las sombras" , pensó Rikáli, sintiendo cómo la ira y la determinación se apoderaban de ella.
"Y estoy decidida a descubrir qué es" .
El cansancio físico y emocional provocado por el miedo y la ira habían agotado completamente a Rikáli. Temblando y con la cabeza a punto de estallar, se metió debajo de la cálida cobija y cerró los ojos, intentando calmar su respiración.
Poco a poco, Rikáli sintió cómo el sueño se apoderaba de ella, sumiéndola en un profundo letargo del que no tenía intención de despertar pronto.
No había pasado más de 30 minutos cuando en medio del sueño profundo, un arrepentido estruendo reverberó en la casa, haciendo que Rikáli se despertara de golpe.
El sonido, como si alguien hubiera golpeado la puerta principal, hizo que su corazón se detuviera por un momento.
La voz en su cabeza había sido una advertencia, y ahora Rikáli estaba seguro de que algo estaba sucediendo.
Rikáli se obligó a tomar una respiración profunda para calmar su corazón acelerado.
"Son solo los árboles rozando el techo con el viento"
se repitió en su mente, esperando encontrar consuelo en la explicación.
Pero en medio de la oscuridad, algo en ella se resistía a creerlo. Una pequeña voz en su cabeza, como una semilla de duda y miedo, le susurró:
«El viento no sopla esta noche, el bosque está inquietantemente inmóvil» .
Un escalofrío recorrió su espalda, y ella se envolvió más fuerte en las mantas, como si pudiera alejar de esa manera la sensación de temor que la embargaba.
Rikáli se movió inquieta en la cama, tratando de ahogar el miedo que la atenazaba.
"No puedo permitir que el miedo me paralice" , se dijo a sí misma.
"Tengo que enfrentarlo y seguir adelante" .
A pesar de haber viajado a esta tierra lejana y montañosa en busca de respuestas sobre su pasado, ahora se sentía tentada a escapar de las sombras que parecían acecharla.
"Pero si huyo ahora, ¿cómo encontraré las respuestas que busco?" , preguntó Rikáli.
"Debo enfrentarlo, por mi familia y por mí misma" .
Desde que llegó a esta casa antigua y aislada, había sentido una presencia en las sombras, y ahora, en la oscuridad de la noche, parecía haberse intensificado.
Rikáli recordó las historias que su abuela le contaba sobre el pasado de su familia y la importancia de enfrentar los miedos para encontrar la paz.
"Si mi abuela pudiera enfrentarse a sus propios miedos en su momento,
¿Por qué no puedo hacer lo mismo?”, pensó Rikáli, tomando fuerzas para enfrentarse a la oscuridad.
El bosque que rodeaba la casa parecía hablar de secretos ocultos en la oscuridad, y Rikáli sabía que debía encontrar el valor para enfrentarse a ellos.
"Debo encontrar las respuestas, aunque eso signifique enfrentarme a mis peores temores" , se dijo a sí misma.
Con el paso del tiempo, Rikáli fue descubriendo pistas sobre el pasado de la cabaña y el de su familia, y empezó a entender la importancia de su presencia en aquella casa de la familia.
"Todo está conectado" , pensó.
"Y debo seguir adelante si quiero descubrir la verdad" .
Las sombras y el consejo de la abuela se convirtieron en una guía, ayudándola a encontrar las respuestas que buscaba.
"Gracias a ti, abuela" , pensó Rikáli.
"Tu historia me ha enseñado a enfrentar mis miedos ya encontrar mi propio camino" .
Rikáli comprendió que su destino estaba ligado a esa tierra lejana y montañosa, y que enfrentarse a sus miedos era crucial para poder seguir adelante.
"Soy más fuerte de lo que creía" , pensó orgullosa.
"Y estoy lista para descubrir la verdad" .
Rikáli jadeó en la oscuridad, su aliento entrecortado por el peso del silencio. Con un movimiento brusco, subió la luz.
La habitación se llenó de una luz amarilla y acogedora, y ella se sentó en la cama, aliviada por el escape de la oscuridad. Extendió la mano hacia la mesita de noche, buscando su diario de anotaciones oníricas.
La sensación de la pluma deslizándose sobre el papel siempre la calmaba. Rikáli empezó a escribir, intentando dar forma a las ideas que bullían en su mente.
"Quizá solo fue una piña o nuez cayendo del árbol sobre el tejado" , garabateó con letra nerviosa y temblorosa.
Pero su mano parecía tener una voluntad propia, y continuó escribiendo sin control, como si las palabras brotaran de un lugar oscuro y profundo dentro de ella.
"O tal vez algo o alguien me ha seguido desde la ciudad, acechando entre las sombras" .
La idea la asustó, y Rikáli cerró el diario de un portazo, su respiración se aceleró, y ella intentó calmarse.
"Tonterías, estás sugestionada por esas pesadillas" , se dijo en voz alta, buscando refugio en la racionalidad.
Subió la radio, y la música llenó la habitación, alejando el silencio opresivo. Rikáli se obligó a pensar en cosas agradables, en momentos felices, intentando alejar las tinieblas y los miedos que parecían perseguirla.
"Debo mantener la calma" , se dijo a sí misma.
"Estoy segura en esta casa, y nada puede hacerme daño" . Pero entonces, Rikáli juró que oyó de nuevo el rasguño en el techo.
"¿Qué es eso?" , pensó, sintiendo cómo el miedo comenzaba a apoderarse de ella.
"Debo ser fuerte. Debo enfrentarlo" .
Y entonces, un nuevo sonido se unió al ominoso arañazo: el batir de grandes alas, como si algo enorme y poderoso se elevara en el cielo nocturno.
"¿Qué demonios es eso?" , pensó Rikáli, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho.
"Debo averiguar qué es" .
Su mirada se fijó en el techo. El sonido de las alas se hizo más intenso, y ella juró que podía sentir el aire desplazado por el movimiento de aquella cosa invisible.
"Es como si algo estuviera volando justo encima de mí" , pensó.
"¿Será una criatura de la noche?" .
Una imagen se formó en su mente, una criatura monstruosa y antigua, acechando en la oscuridad, esperando para hacerse cargo de ella.
"No puedo permitir que el miedo me paralice" , se dijo Rikáli.
"Debo encontrar la forma de enfrentarlo y derrotarlo" .
Rikáli sabía que tenía que enfrentarse a sus miedos para poder encontrar las respuestas que buscaba.
"Si quiero averiguar la verdad sobre mi pasado y el de mi familia, debo aprender a controlar mi miedo y usarlo a mi favor" .
Con determinación, Rikáli se levantó de la cama y se dirigió a la puerta.
"Es hora de enfrentar mis miedos" , pensó.
"Y de encontrar la verdad que se oculta en la oscuridad" .
El sonido de las alas parecía más cercano, como si la criatura planeara justo encima de ella, buscando una forma de entrar en la casa.
De pronto, el ruido se detuvo, y Rikáli sintió que el silencio era aún más aterrador que el sonido de las alas.
Ella trató de calmar su respiración, intentando escuchar con atención cualquier sonido que pudiera indicarle qué estaba sucediendo. Pero solo el silencio la envolvió, y Rikáli se quedó allí, inmóvil en la cama, escuchando el sonido de su propio corazón latiendo con fuerza en el silencio de la noche.
Una nueva oleada de terror la invadió, y ella sintió una sensación de indefensión que la paralizó.
Desde niña, Rikáli había aprendido a luchar contra ese miedo, construyendo una corazón alrededor de ella. Una máscara de fortaleza que la protección del mundo y de las pesadillas que la acechaban en la oscuridad.
Pero allí, en medio de las montañas de Tepoztlán, lejos de todo lo conocido, ese corazón parecía resquebrajarse.
Rikáli se incorporó a la cama, con el cuerpo rígido y los ojos fijos en el techo. En su mente, una sola palabra resonaba con fuerza:
"¿Que?" . Una pregunta que parecía no tener respuesta, y que solo acrecentaba su miedo y su sensación de indefensión.
Pero al mismo tiempo, en medio del terror que la embarcaba, Rikáli sintió una chispa de determinación.
Aquel lugar lejano y montañoso, con sus secretos y sus sombras, la estaba llamando.
La noche parecía estar lejos de terminar, y ella tenía la intención de enfrentarse a sus pesadillas, de una vez por todas.
El sonido del rasguño en el techo se repitió, y un rugido profundo y gutural lo siguió. Rikáli sintió que todo su cuerpo se estremecía de miedo, y una oleada de recuerdos de su niñez llegaron a ella.
Aquella niña asustada que creía en hadas, elfos y monstruos alados, y que aún vivía en algún lugar de su mente, la niña asustada le dijo:
"Algo maligno te acecha, debes huir" .
Pero también había otra voz, la de la mujer adulta y racional que era ahora. Una voz que le decía que debía enfrentarse a sus temores, que no podía seguir huyendo de las pesadillas que la atormentaban. Rikáli tomó una decisión. Era hora de encarar lo desconocido, de buscar respuestas en medio de la oscuridad.
Tomo una linterna y con pasos decididos, Rikáli comenzó a recorrer la cabaña, buscando en cada rincón, en cada sombra, alguna prueba de lo que acechaba allí fuera.
La luz de la linterna se movía por las paredes, revelando las grietas y los relieves del techo. Rikáli sintió que su corazón latía con fuerza en su pecho, y que su respiración se aceleraba.
Pero a pesar del miedo que la embargaba, ella estaba decidida a encontrar respuestas.
La noche parecía eterna, y cada sonido, cada sombra, parecía una amenaza.
Pero Rikáli no se rendiría. Caminó por toda la cabaña, explorando cada rincón y cada habitación, decidió encontrar lo que la acechaba en la oscuridad.
Cada paso de Rikáli resonaba en la oscuridad, rompiendo el silencio de la noche. El sonido de su corazón latiendo se mezclaba con el susurro del viento entre los árboles, creando una melodía tensa y llena de misterio.
Mientras caminaba por la cabaña, dirigiendo el haz de luz de su linterna a través de las ventanas, ella sintió que la atmósfera se cargaba de una energía extraña, como si las sombras danzantes que veía afuera cobraban vida propia.
La linterna temblaba en su mano, iluminando solo una pequeña parte del exterior de la cabaña. Rikáli trató de controlar su respiración, intentando calmar el terror que la embargaba.
Pero de repente, un ruido siniestro resonó en el bosque, y ella se detuvo en seco. Su corazón latía con fuerza en su pecho, y la voz de la niña asustada que llevaba dentro gritaba de miedo, pidiéndole que huyera.
Pero algo en su interior, una fuerza primigenia y antigua, la impulsaba a seguir adelante. Con valentía, Rikáli siguió el sonido, intentando identificar de qué lado de la cabaña provenía aquel extraño ruido.
Cada paso que daba era una batalla contra el terror, pero ella estaba decidida a encontrar respuestas, a enfrentarse a lo desconocido. La noche parecía cerrarse sobre ella, y cada sonido, cada sombra, parecía una amenaza.
Pero Rikáli no se rendiría. Con la linterna en la mano, avanzó hacia el origen del sonido, lista para encarar lo que la acechaba en la oscuridad.
Rikáli avanzó con cuidado, cada paso que daba la acercaba más al origen del sonido. El aire se llenó de un crujido de ramas y de susurros ininteligibles que parecían dirigirse a ella.
De pronto, se detuvo en la ventana frontal de la cabaña, sintiendo que la realidad se mezclaba con la fantasía, y que el miedo se entrelazaba con la esperanza.
La luna brillaba en lo alto, iluminando el exterior de la cabaña y proyectando sombras extrañas y distorsionadas en el suelo.
Rikáli tragó saliva, notando que su corazón latía con fuerza en su pecho. Y entonces, lo vio. Una figura imponente y enorme se erguía frente a ella, iluminada por la luz de la luna.
Era un dragón, con escalas relucientes que reflejaban la luz de la noche, y ojos penetrantes que brillaban como brasas ardientes, llenos de una inteligencia antinatural.
Rikáli se quedó sin aliento, paralizada por el terror y la maravilla que la invadían al mismo tiempo. El dragón la observaba, inmóvil, y ella sintió que aquellos ojos antiguos y llenos de sabiduría la atravesaban, llegando a lo más profundo de su ser.
Por un momento, Rikáli sintió que el tiempo se detenía. Allí, en medio de la oscuridad, ella y el dragón se observaban, como si ambos supieran que algo importante y primigenio los unía.
Y en medio del terror y la maravilla, Rikáli supo que su vida no volvería a ser la misma después de aquella noche.
Un rugido ensordecedor llenó el aire, haciendo que las ventanas de la cabaña vibraran bajo la fuerza del sonido. Rikáli sintió el impacto en su pecho, y una oleada de escalofríos recorrió su espalda.
El dragón, majestuoso y enorme, la observaba con una mirada inteligente y penetrante. Rikáli sintió que aquella criatura mítica y antigua podía leer sus pensamientos, podía ver más allá de su máscara de fortaleza y tocar lo más profundo de su ser.
La criatura parecía irradiar un aura de poder y misterio, que la atraía de manera irresistible. Rikáli sintió una conexión inexplicable con el dragón, una mezcla de terror y fascinación que la dejó sin aliento.
¿Qué quería esa criatura de ella?
¿Por qué había aparecido en su vida de repente?
¿Era todo esto real, o simplemente una alucinación onírica?
Las preguntas se agolpaban en su mente, y Rikáli, abrumada por la intensidad de la situación, cerró los ojos con fuerza.
. "Cuando los abra, todo esto habrá terminado" , se repitió una y otra vez.
Pero el escalofriante rugido resonó de nuevo en la noche, haciendo que su corazón latiera con fuerza y que sus ojos se abrieron de golpe.
El dragón seguía allí, frente a ella, observándola con aquellos ojos que parecían albergar toda la sabiduría del mundo.
Y Rikáli, a pesar del terror que la embargaba, supo que tenía que encontrar respuestas, que tenía que entender por qué aquella criatura mítica había aparecido en su vida.
Rikáli tragó en seco, sintiendo que la realidad se cerraba sobre ella. No podía negar lo que estaba presenciando, no podía seguir huyendo de la verdad.
Aquel ser mítico y aterrador, ese dragón que la observaba con ojos antiguos y llenos de sabiduría, estaba allí afuera, en medio de la oscuridad. El miedo se apoderó de ella, pero en medio del terror y la confusión, Rikáli supo que no había tiempo para buscar respuestas.
Tenía que enfrentarse a la situación, tenía que encontrar una manera de sobrevivir. De pronto, sintió que algo se abría paso en su mente. En medio del caos y la incertidumbre, una certeza se apoderó de su corazón.
Continuara...